Un nuevo martes y una nueva sección de nuestro canterano de la semana, en una intención directamente enfocada en potenciar el conocimiento de una cantera que supone los cimientos del Real Betis. El club andaluz se nutre desde sus escalafones inferiores y, por ende, de un filial repleto de jóvenes promesas.
Entre todas ellas encaja cual pieza de puzzle un elemento diferente, uno de esos futbolistas que acaparan la expectación del respetable desde que se ajusta a su medida las medias verdiblancas. No es cuestión de buscar adjetivos calificativos que ajusticien su despliegue, sino que se trata de un talento innato y exclusivo de unos pocos virtuosos.
Por si alguno sigue perdido entre tanta verborrea decadente, se trata de Dani Pérez. Nace en Sevilla y, cual si fuera un mensaje del destino, lo haría en un año marcado en verde en la agenda de todos los béticos, el bendito 2005. Pronto elegiría al equipo de su vida, o el Betis lo elegiría a él y, para orgullo de quiénes hoy le idolatran, echaría los dientes hablando el idioma Betis.
Cumpliendo el sueño de cualquier niño, entró en la cantera y de ahí nunca salió. Y allá por el 2017, en un partido que enfrentaba al Real Betis, comandando por Víctor Sánchez del Amo, frente al FC Barcelona, protagonizaba la arenga previa al mismo y erizaba la piel a los fieles seguidores del conjunto verdiblanco. El comienzo de una historia que hoy lo sitúa entre los líderes del filial y los jugadores de mayor proyección del club de su vida.
“Nosotros no nacemos y luego nos hacemos béticos, nosotros nacemos béticos y luego aprendemos a vivir”, subrayaba un niño que, en una etapa de oscuridad en el Real Betis, había aprendido a sentir y latir de verdiblancas maneras. Había entendido la idiosincrasia de un club de su gente y el valor de su vínculo indestructible.
Dani creció y voló rápido, casi pasando de puntillas por los escalafones inferiores del Real Betis hasta llegar al Betis Deportivo. En la temporada 2022/23, consigue hacerse un fijo en Segunda Federación y, en un año inolvidable en su carrera deportiva, cumple su sueño debutando con el primer equipo en UEFA Europa League ante el HJK Helsinki. En su trayectoria como internacional, ha disputado partidos con las categorías Sub-17, 18 y 19 de España, ayudando a la última a competir en el Europeo Sub-19, donde el combinado español cayó en semifinales en un agónico encuentro ante Italia.
Centrocampista ilusionista, de los de calidad y magia, señalado mediapunta pero con capacidad para ocupar todo el bloque ofensivo. Válido para caer a las bandas y también para iniciar el juego desde atrás. Dani es el ejemplo de que el cuidado especial del Betis a sus pequeños da sus frutos. El nuevo hijo pródigo ya está preparado para deslumbrar al mundo del fútbol con su talento exquisito. Y es que, sin apenas darse cuenta, Dani se despierta del sueño que soñamos todos los béticos de pequeños, encontrándose con una realidad aún mejor.
