Os pongo en situación. Domingo 29 de octubre, 15:50h de la tarde. Empata Osasuna a falta de 5’ para llegar a los 90’, más el añadido. Me veo obligado a abandonar la barandilla de la grada baja de gol norte. Por circunstancias, hoy tuve que salir sin oír el pitido final como de costumbre. Salgo a la calle Padre García Tejero y me dirijo a la Avenida de la Palmera soltando por la boca lo que “no está en los escritos”. Otra vez igual, otra página del libro en el que te empatan y te vas a casa con cara de tonto… En ese momento giro a la calle Rafael de Salgado, sin escuchar emisión radiofónica, sin mirar siquiera el teléfono pero escuchando cómo sonaba ese Benito Villamarín con casi 50.000 personas que hacía retumbar mis tímpanos. Es difícil describirlo desde mi posición, pero aquello me hacía cabrearme aún más. Llegué a la calle del Castillo de Constantina y seguía haciéndome preguntas en mi cabeza sobre la justicia, el fútbol y mi Betis, pero no encontraba consuelo.
Mirando al cielo y repitiendo por decimotercera vez que sigo sin entender lo injusto que sigue siendo el fútbol desde mi forma de vivir mi pasión, el Real Betis Balompié… Al girar hacia la calle Del castillo de Alcalá de Guadaíra, mi cuerpo seguía en esa estación que me traería de vuelta a casa pero fue llegar al McDonald´s de una calle con más apellidos que la duquesa De Alba (que en paz descanse). Ahí… fue ahí… dónde un grito al unísono llegó a mis oídos y me llegó al corazón. ¿Habíamos marcado el gol de la victoria? Saque mi teléfono móvil pero no atinaba a buscar si ese grito repentino iba a cambiar la tarde de domingo y la semana próxima. ¡Efectivamente! Se confirma el gol y no puedo contabilizar el número de saltos que di durante unos segundos (o minutos diría yo), mientras varios viandantes me miraban raro y pensarían: ¿Quién es este loco? Y alguno que otro celebraba también a su manera la explosión de felicidad que nos dio el gol de la victoria en el 94’ de la mano de Don Francisco Román Alarcón Suárez.
El partido fue una mejora de lo visto en estas últimas jornadas, tanto en liga como en Europa League. Cierto es que por momentos, las imprecisiones impedían al equipo crear una jugada certera que nos diese la opción de batir al portero rival, pero en el último suspiro de la primera parte se consigue tras un balón centrado con fuerza al que mete el pie Willian José para convertir el primer tanto de la tarde en el Benito Villamarín. La segunda mitad aguardaba una continuidad de ataques los cuales no se acercaban a la red que defendía el equipo pamplonica y debió ser en el minuto 65 donde el colegiado Sánchez Martinez señaló “pena máxima” en él área de Osasuna y “expulsión” de David García por 2 amarilla, tras derribar dentro del área al bueno de Assane Diao tras irse con convicción a encarar portería y caer al césped tras dos toques del defensa, uno en el hombro y otro en el pie. Cuando se va corriendo a gran velocidad, todo contacto, por mínimo o leve que resulte, tiene como fin la caída de quien está en carrera. Cualquier persona que haya practicado este deporte sabe que así es. La sorpresa vino cuando Carlos Del Cerro Grande avisa al árbitro de campo para que vaya al monitor y revise la jugada… El Benito Villamarín ardía de indignación y más aún cuando el colegiado retira lo señalado, tanto el penalti como la consiguiente expulsión.
El Real Betis seguía atacando y Osasuna intentaba cogernos al contragolpe pero como bien dijo el ingeniero, lo consiguieron una sola vez en 94 minutos de juego, esa vez iba a llegar el empate tras un pase de mucha calidad que coge la espalda de la defensa del Real Betis Balompié para convertir el empate a 1 en el 85’. Nadie esperaba el éxtasis final el cual terminaría con una parroquia verdiblanca totalmente entregada a su equipo y que tras el golazo de Don Francisco Román Alarcón Suárez, explotó de felicidad y de amor ante sus fieles. 3 puntazos que saben a gloria, una serie de automatismos que ajustar en la maquinaria, pero que sin duda se llevan mejor desde la victoria y estoy convencido de que Don Manuel Luis Pellegrini Ripamonti junto con su equipo de trabajo, lograrán conseguir.
Este Betis, mi Betis, me tiene loco y colgando de la lámpara, de la felicidad que brillo en verdiblanco. Disfruten de la semana hasta el partido de copa, que aquí empezamos la competición que nos dio la gloria en el estadio de la Cartuja justo antes de ese “Acuesten a los niños” que aún resuena en nuestros corazones. Disfruten Del Real Betis Balompié porque una vida en verdiblanco es más vida y mejor vida.