Hoy en ‘¿Qué fue de…?’, la sección de cada miércoles en InformaBetis, repasaremos la trayectoria de uno de los futbolistas que dio la cara por las trece barras en los momentos más difíciles. Cuando el Real Betis vagaba por los campos de Segunda División y se atisbaba un difícil futuro, ayudó al club verdiblanco a volver a la máxima categoría con su entrega, su garra y su competitividad siempre al servicio del equipo. Hoy hablaremos del centrocampista brasileño, de corte defensivo, Iriney Santos.
Iriney, nacido en el estado de Amazonas, en Brasil, en 1981, dio sus primeros pasos como futbolista profesional en el São Caetano, en el área metropolitana de São Paulo. Entre 2001 y 2002, disputó 24 partidos en la Liga Brasileña y un encuentro de Copa Libertadores. Su rendimiento, unido a su juventud, le hizo dar el salto a Europa de manera prematura, de la mano de un Rayo Vallecano en aquel momento en Primera División, y que pagó 750.000 euros por él.
Estuvo tres temporadas en Vallecas, que no fueron precisamente exitosas, ya que sufrió dos descensos consecutivos en sus dos primeras temporadas. Aun así, mostrando compromiso y responsabilidad, Iriney se quedó incluso en Segunda División B, en la temporada 2004/05, donde llegan a disputar los play-offs de ascenso, pero caen ante el Real Unión de Irún.
Sin embargo, a pesar de militar en la tercera categoría, no salió del radar de los clubes de élite en España, y muestra de eso es que el Celta, equipo de Primera División, se fijó en él y se lo llevó a Vigo. Allí estuvo dos temporadas, con resultados más que dispares, clasificación europea en la primera de ellas y descenso en la segunda. Jugó en el Celta un total de 55 partidos de liga, ocho de Copa de la UEFA y seis de Copa del Rey, con dos goles y una asistencia, y tras el descenso del equipo celeste, llega libre a la UD Almería, de nuevo en Primera División.
En Almería, por distintos motivos, no pudo debutar hasta marzo de 2008, lo que le hizo disputar pocos partidos esa temporada. Y en la siguiente, volvió a tener problemas en la primera vuelta del campeonato, pero acabó la temporada jugándolo prácticamente todo y siendo importante para conseguir, finalmente, una salvación holgada. En esa temporada, la 2008/09, el Real Betis acabó descendiendo a Segunda División, y a pesar de haber conseguido la permanencia con el club ‘indálico’, Iriney decide firmar por el equipo verdiblanco.
Tras un descenso traumático y, en principio, inesperado, tocaba empezar de cero para que el Real Betis regresara a donde es debido, a Primera División, y se decidió confiar en Iriney como uno de los puntales, siendo un fijo tanto para Antonio Tapia como para Víctor Fernández. Estuvo cerca, pero finalmente esa temporada no se consiguió el objetivo, ya que el equipo verdiblanco quedó fuera de las tres plazas que daban el ascenso directo.
Pero la temporada siguiente, Iriney continuó y el Real Betis consiguió, esta vez sí, el ascenso de forma brillante, de la mano de Pepe Mel y de, entre otros, Rubén Castro. El centrocampista brasileño fue el fiel escudero de futbolistas como Beñat y Salva Sevilla, jugando esa temporada 36 partidos de liga y seis de Copa del Rey, viendo 22 tarjetas amarillas, marcando tres goles y guiando al Betis a ser campeón de Segunda División y a los cuartos de final de Copa, donde el equipo verdiblanco cayó en aquella famosa eliminatoria frente al Barça de Guardiola.
Continuó en el Real Betis la siguiente temporada en Primera División, donde volvió a ser importante, disputando 31 partidos de liga y consiguiendo la permanencia del club verdiblanco en la máxima categoría. El brasileño llegó a portar el brazalete de capitán, con un rendimiento siempre regular y estable, dotando al equipo de un alto suelo competitivo. Pero al final de esa temporada, la 2011/12, terminó su vinculación con el Real Betis y, al no llegar a un acuerdo para su renovación, acabó abandonando Heliópolis.
Realmente, poco más duró su carrera después de salir del Villamarín. Para la 2012/13, fichó por el entramado futbolístico de los Pozzo, al que pertenecían el Granada CF, el Watford y el Udinese. Militó esa temporada en el Granada, donde jugó 25 partidos de liga, y volvió a conseguir otra permanencia; pero en la siguiente temporada, pasó a formar parte de la disciplina del Watford, al noroeste de Londres. En el equipo inglés, entonces en Championship, disputó 17 encuentros, y en enero de 2014 fue cedido al RCD Mallorca, en segunda división española. Participó en 11 partidos en aquella segunda parte del curso en el club bermellón, y al acabar esa temporada, a la edad de 33, el centrocampista brasileño decidió colgar las botas.
No fue el jugador con más calidad que pasó por Heliópolis, pero sin duda fue uno de los futbolistas que ayudó a devolver al Real Betis a donde merece, aunque años después se volvieran a hacer mal las cosas. Su compromiso, su liderazgo y su carisma dejaron un buen recuerdo en los aficionados verdiblancos. Alguien con quien nos sentimos identificados, que lució el brazalete de capitán y que defendió la verdiblanca con honradez. Siempre en mi equipo, Iriney.