Lo confieso, yo era de los que no esperaba que la baja de Juanmi se notara tanto en el equipo. Es más, pensaba que si el Betis fichaba alguien con vitola de titular para la mediapunta, el que saldría de esa línea es él, y no Fekir o Canales.
También reconozco que los motivos son meramente futbolísticos, es decir, no tengo el menor problema con el avispado jugador malagueño, me cae bien, me parece comprometido con el club y siempre he resaltado su, no siempre bien ponderada, virtud para encontrar el hueco adecuado para tener al menos una ocasión clara independientemente de cómo sea el juego del equipo. Mi “problema” con él es que, fuera del área, me aporta poco. Es más, me desquicia la facilidad que tiene para perder el balón en pases sencillos.
Nada. Borrón y cuenta nueva. Admito mi error y comienzo recapitulaciones: Juanmi es más fundamental para el Real Betis Balompié de lo que yo quería admitir o era capaz de reconocer. Su movilidad constante, sus desmarques al espacio y su imán para que el balón vaya adonde él se ha colocado y no a otro sitio (una virtud muy de Rubén Castro, diría yo) son cualidades que suman recursos al juego ofensivo del Betis. Por supuesto, hay que añadir su trabajo defensivo y su compenetración con los dos puntas, Borja Iglesias y Willian José.
No diré, eso no, que su lesión ha mermado demasiado el juego del equipo porque considero que en ese aspecto tiene mayor repercusión las dos lesiones seguidas de Nabil Fekir, pero hay que reconocer que las dos bajas (Juanmi y Nabil) a la misma vez han sido un lastre para un equipo que, bajo la batuta del maestro Pellegrini, ha optado por sumar puntos desde la solvencia defensiva, y no desde una brillantez en ataque que ha salido a cuentagotas.
De todo esto me di cuenta el pasado sábado, casi de golpe, cuando Juanmi saltó al campo en el minuto 60. Esperaba su vuelta con ganas, qué duda cabe, pero me descubrí pensando en ese momento que el partido se ganaría por más diferencia. Todo por la salida del de Coín. Su entrada me cambió las expectativas y la confianza. De repente, comprendí la importancia de O’Rey más allá de sus goles. Comprendí lo que aporta al juego y lo que suma en todos los aspectos. Ver que, para más inri, fue una fuente constante de peligro para el Manchester, hizo que mi ilusión para el 2023 se disparara. Y todo eso con 30 minutos de juego en un amistoso contra un Manchester United con muchas bajas.
Quiero aprovechar estas líneas para sumar argumentos a esa ilusión: la vuelta de Luiz Felipe, la puesta a punto de Nabil, que además sigue metiendo goles, el buen estado de Canales y Borja, y los buenos minutos de Paul y Rodri… Ya solo nos queda rezar para que las lesiones respeten a un grupo que se merece todo lo bueno que les pase, empezando por la Supercopa.
Foto vía: Real Betis Balompie