El inicio de temporada del Real Betis ha sido de notable alto, tanto es así que ha dejado huella en toda Europa en lo que a números se refiere. Situado en la zona alta de la tabla, se mantiene vivo en la lucha por un puesto de Champions League, objetivo ambicioso reconocido abiertamente por la plantilla y el cuerpo técnico en más de una ocasión.
Los números son claros, diez victorias, tres empates y solo tres derrotas en los 16 partidos oficiales disputados hasta la fecha. Además, se antoja más meritorio si resaltamos la rotación de plantilla con la que gestiona al equipo Manuel Pellegrini. No hay unidad titular o suplente, todos suman y se sienten una parte importante del club. Y es que, un gran once gana partidos pero una gran plantilla oposita a un párrafo en los libros que quedan para la historia.
Una plantilla repleta de jugadores polivalentes, que no pierden los anillos a la hora de replegar y ayudar al equipo en situaciones defensivas. Con un estilo de juego basado en la devoción por el juego colectivo y la posesión de balón, orientado siempre a buscar la portería rival, el Real Betis ha conseguido embelesar a media Europa.
Pero el enfoque de este artículo se centra en los increíbles números defensivos del equipo, la mejoría de una faceta señalada en rojo en los últimos años y apuntada en el debe como requisito para dar el salto necesario para competir contra los mejores equipos. Tan sólo son 12 goles en 16 partidos los encajados por el conjunto verdiblanco en este principio de temporada, habiendo dejado la puerta a cero hasta en ocho ocasiones. Para contrastar la mejoría, cabe destacar que fueron 26 y 24 los goles encajados por esta fecha en las temporadas 2020/21 y 2021/22 respectivamente. Una plantilla mucho más sólida que ha conseguido despertar a un gigante dormido como es el Real Betis y que peleará hasta el final por la ansiada plaza en la Champions League.