Opinión| Presunción de inocencia en el fútbol: un valor esencial

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En el fútbol, así como en cualquier otro ámbito de la vida, la presunción de inocencia debería ser un principio inquebrantable. Sin embargo, con demasiada frecuencia presenciamos cómo este principio se ve socavado, especialmente cuando se trata de acusaciones graves hacia jugadores del club. Recientemente, hemos sido testigos de cómo algunos medios de comunicación han empañado la reputación de uno de nuestros jugadores, William Carvalho, quien enfrenta una imputación por un presunto delito de violación. Es fundamental recordar que, en un Estado de derecho, toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario en un juicio justo y con todas las garantías legales.

Los seguidores del Real Betis Balompié estamos familiarizados con situaciones similares en el pasado. Recordamos el caso de Rubén Castro, un jugador emblemático del club. En aquel momento, algunos medios de comunicación no dudaron en señalarlo como culpable de un presunto delito de violencia de género, arrojando sobre él una sombra de sospecha que perduró durante mucho tiempo, incluso obligándolo a marcharse a jugar a China.

Mientras vestía nuestra camiseta, Castro se vio envuelto en un caso judicial que lo acusaba de agredir y amenazar a su expareja en 2014. Sin embargo, tras un largo proceso legal, en 2017 fue absuelto y declarado inocente por los tribunales. A pesar de esta resolución favorable, la imagen pública del jugador ya había sido manchada por la vorágine mediática que lo presentó como culpable sin pruebas contundentes.

Es alarmante cómo, en ocasiones, los medios de comunicación actúan como tribunales paralelos, emitiendo juicios públicos que pueden afectar gravemente la reputación y la vida de las personas implicadas. La ética periodística debe prevalecer sobre el morbo y la especulación, respetando la presunción de inocencia y evitando contribuir al linchamiento mediático. En el caso de Rubén Castro, no solo se vulneraron sus derechos fundamentales, sino que además se causó un daño irreparable a su reputación, sin que posteriormente se ofrecieran disculpas por el error cometido.

Es imperativo recordar que la responsabilidad de juzgar y determinar la culpabilidad o inocencia recae exclusivamente en los tribunales de justicia. Ningún medio de comunicación ni persona ajena al proceso judicial tiene la potestad ni el derecho de condenar a alguien basándose en meras acusaciones o informaciones parciales.

En el caso concreto de William Carvalho, es fundamental respetar sus derechos fundamentales y permitirle ejercer su defensa de manera adecuada. Asimismo, debemos mantener el respeto hacia la víctima y todas las personas afectadas por estas situaciones.

Es crucial que, como aficionados del Real Betis Balompié, nos posicionemos firmemente en contra de cualquier forma de violencia, ya sea de género u otra índole. Debemos abogar por una sociedad justa y equitativa, donde se respeten los derechos humanos y se combata cualquier manifestación de violencia con firmeza y determinación.

En conclusión, desde esta columna, instamos a todos los actores implicados, desde los medios de comunicación hasta los aficionados y la justicia, a actuar con responsabilidad y prudencia, garantizando siempre el respeto a la presunción de inocencia y la dignidad de las personas involucradas. Solo así podremos construir un mundo más justo y solidario, dentro y fuera de los terrenos de juego.

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