Opinión| Dramitas

Reconozco que he estado tentado de titular esta primera columna de opinión de la temporada con un “Este año es el malo”, pero recordaba haberlo usado ya a final del curso pasado y he preferido no repetir. Aquel artículo se publicó el 20 de mayo, y en él, en un ejercicio de futurología, inauguraba la temporada 24/25 en vertiente ceniza. Es decir, que ya se podía empezar a decir que este año iba a ser el malo, que la planificación era una basura y que, esta vez sí que sí, iban a acertar en sus prediccionnes de descenso o fracaso gordo.

Y lo cierto es que hemos empezado la nueva Liga, y podemos asegurar que lo que hemos sufrido en redes, y seguiremos sufriendo hasta el 1 de septiembre como poco, es un drama continuo. Tanto se esforzó la prensa chancletera en que no fuéramos felices, que ha terminado convirtiendo al beticismo en una especie de Tristón, el personaje de Hanna – Barbera, incapaz de ser optimista en casi nada que ocurra en torno al Betis. Veamos:

Dramita por que Guido no quiso aceptar la oferta de renovación del club. Al parecer, según algún periodista vendedramas, el Betis no puede llegar a una situación en la que un futbolista decida su futuro. Acabáramos. Para colmo, tampoco se tiene en cuenta que su sucesor fue fichado con pertinente antelación y ahora mismo es uno de los más revalorizados de la actual plantilla.

Dramita porque Miranda sale libre. Otro que no quiso aceptar la oferta de renovación. Lo curioso de este es que ha pasado para muchos de no valer nada, a ser un drama que se vaya sin dejar dinero.

Dramita porque Ayoze decide dejar tirado al Betis y no aceptar el destemplado esfuerzo que hacía el club. Esto, además, dramatizado de modo que nunca se pone en valor que el jugador pasa un año y medio en el club y que para ficharlo en las actuales condiciones económicas, había que jugar con las clausulas.

Dramita porque Pezzella quiere volver a casa. Un jugador que nunca ha sido ponderado con justicia ni en la prensa sevillana ni en ciertos perfiles tóxicos y flatulentos, y que se va dejando rendimiento y dinero teniendo ya una edad importante.

Dramita porque se van Borja y Willlian José y ni dan plusvalías, ni vienen sustitutos. Sin tener en cuenta ni su edad, ni que les han criticado enormemente en años malos – que sería relativamente lógico -, pero también en años buenos y con goles. Y además, sin tener en cuenta que la operación renovación de la delantera se empezó en enero.

Dramita porque Carvalho y Fekir siguen en la plantilla cuando, ojo a esto, llevan dos años de vacaciones. A veces a uno le dan ganas de perder la educación que le dieron y lanzar improperios a diestro y siniestro. Aquí las lesiones no cuentan, ni el hecho de que sea el propio Pellegrini el que piense en ellos como puntales para el equipo. Ahora todo el mundo sabe de economía y dice que no deben seguir porque salen caros. Mientras tanto, Nabil juega el primer partido de la temporada, da una asistencia y es elegido MVP del partido. Si fuera Sheldon, en zona mixta hubiera dicho ante cualquier micrófono: “Zas, en toda la boca”.

Dramita por las equipaciones. Un clásico de todos los veranos. Que si mucho blanco, que si calzonas verdes, que si que color más feo, que si mi abuela fuma…

Dramita porque el anuncio de las inscripciones lo ha hecho una semana antes del primer partido un periodista que cae mal a algunos, con el agravante de que es uno de los pocos periodistas de Sevilla que trata al Real Betis con respeto y que lo siente como cualquier bético de a pie. Vamos, me recuerda a cuando en plena ola de toxicidad exigente, la gente del campo pitó al número de aficionados que había en las gradas. El colmo del esperpento. Y que no me digan que eso no pasó, que lo viví yo en primera persona.

Y el último dramita: Empate en casa ante un Girona de Champions siendo eminentemente superiores en el césped. Lo más impresionante, que no nuevo, es escuchar y leer que este Girona es de mitad de tabla, que ha sido desmontado y vendido por piezas, en lo que no es más que el ejercicio habitual de cada año en el que se trata de minusvalorar lo que haga el equipo verdiblanco, quitándole enjundia a sus rivales. No será la única vez que pase, ya veréis.

Total, que empieza la temporada y tanto en la prensa como en redes, se vuelve a vender el año como un previsible fracaso. Nada gusta, nada va bien, y nada tiene buena pinta. Y yo sigo rebelándome con todas mis fuerzas ante eso. Claro que soy consciente de las carencias en la planificación, pero también lo soy de que quedan diez días de mercado y, lo más importante, soy plenamente consciente del juego que ahora mismo realiza el equipo. Un juego dinámico, con presión alta, con buen trato de balón, con buena defensa y algunos elementos diferenciales, y también con algunas bajas que debería elevar un nivel que ya de por sí me parece muy interesante. Y eso sin olvidar a un entrenador que nunca esconde que lo quiere ganar todo.

Así que este es mi mensaje para comenzar el curso: Menos dramitas y más Manquepierda.

Siguiente paso de nuestro Calvario auto impuesto, la eliminatoria de Conference. A ser posible, seamos optimistas, que jamás se ganó nada desde el pesimismo.

A por ellos, oé.

PD: El único y verdadero drama del verano, es comprobar que los que advertíamos de que la ampliación de capital podría suponer que el bético de a pie quedara relegado a la inanidad operativa en las Juntas, teníamos razón. Ojo, que esto fue lo que decidimos los accionistas. Que cada palo aguante su vela y viva con sus decisiones.

Foto vía: Real Betis Balompié @RealBetis