Suele ser habitual el extremismo en nuestra prensa deportiva sevillana. Los propios béticos somos muy así, pero cabría preguntarse qué vino antes, si el extremismo en las pasiones de los forofos verdiblancos, o la visión en blanco o negro de los informadores.
En mi humilde opinión, ser pasional tiene, en parte, como consecuencia, que todo se vive con mucha intensidad, y esto nos lleva a los fanáticos del Betis a ser dicotómicos con nuestro equipo, muy de puerta grande o callejón, de dieces y de ceros. Pero tengo bastante claro que la prensa ayuda a esta visión maniquea de la vida con sus constantes puntos de vista reduccionistas, faltos de análisis y, en la mayoría de los casos, buscando la división interesada de la grada verdiblanca. Y la prensa debería ser desapasionada en sus análisis, imparcial y mesurada.
Hace escasas semanas el Betis estaba en una presunta crisis de resultados. Se jugaba mal, la plantilla no era buena, había problemas entre Pellegrini y todo el mundo porque nadie es tan exigente como él, y la salida de Cordón no ayudaba a que las sensaciones fueran positivas. La prensa se frotaba las manos y ponía cara de Sr. Burns mientras decía, “excelente”. Los periodistas de nuestra ciudad, Mente Colmena mediante, disfrutaban hablando de la mejoría del Sevilla, Monchi en enero había vuelto a ser el mago, Sampaoli había insuflado vida a una plantilla que ahora sí era capaz de todo, e incluso se sacaban parciales de jornadas para vender esta idea y demostrar que ellos tenían razón, y los béticos, sobre todo lo que decíamos que estaban vendiendo humo, no.
Este fin de semana se ha dado la casualidad de que todos los resultados han sido como un regalo de reyes. La mayoría hubiéramos pedido algo así: pierden puntos todos los de arriba, y los de abajo los suman, el Betis gana y el Sevilla pierde. No nos engañemos, esto es sevillanía pura, aunque por Nervión crean que el uso de esta característica de la ciudadanía solo la pueden aplicar ellos sobre nosotros. Pues bien, el Real Betis de la crisis y los problemas en la gestión del club, sigue siendo quinto, ha recortado puntos al cuarto (a dos) y al tercero (a tres) y tiene ahora un colchón de seguridad sobre el sexto (a seis) y el séptimo, y ojo, porque ser séptimo aún podría otorgar plaza europea, tiene al octavo a siete puntazos. Esta es la crisis deportiva más extraña del deporte español, y solo se entiende si se comprende que los analistas de la prensa deportiva sevillana tratan continuamente de crear zozobra y nerviosismo en los béticos, porque ese es el caldo de cultivo adecuado para hacer germinar la desgana, la división e incluso el odio por lo propio.
En la jornada 23 que estamos, el Betis ha igualado la mejor puntuación histórica de su vida. Una crisis colosal, vaya. Casi tan colosal como la impudicia de nuestros desinformadores. Atentos, que ahora mismo le sacamos quince puntos a su Sevilla, sí, el de los brotes verdes.
Esta semana la prensa Titanlux tiene muy difícil blanquear la situación del Sevilla, pero intentarán desviar la atención diciendo por ejemplo que Pellegrini quiere a un Director Deportivo determinado y el club no le concede el deseo porque piensa en otra persona para el puesto. Ah, no, perdón, que esto ya lo inventaron la semana pasada… pues imaginad lo que serán capaces de sacar esta.
Es verdad que el Betis tuvo una pequeña racha de malos resultados, pero en absoluto fue una crisis de juego, y también es verdad que este año no tenemos la brillantez del año pasado en el césped, pero es indudable que este equipo compite siempre, jugando mejor o peor, pero compite. Así que me gustaría pedir a los béticos que no escuchen los cantos de sirenas que nos llegan desde cuevas y rocas en la orilla, cantos que intentan impedir que nuestra travesía por la liga termine de la mejor manera. Seamos inteligentes. Atémonos al mástil y tapémonos los oídos.
Contra todo y contra todos.
Foto vía: Real Betis Balompié