El Real Betis tiene a uno de esos jugadores que, en una cultura futbolística como la actual, caracterizada por una necesidad técnica exquisita para llegar a los más altos niveles elitistas, se hace hueco por su tesón, entrega y carácter. Aitor es ese tipo de jugador que no destaca en ese tipo de rol de exquisitez en la finura, pero es igual de importante o más que aquellos que sí la poseen.
Ruibal tiene un talento innato, el del fútbol en los tiempos del barro, de los balones de cuero. Esa perfección a la hora de competir difícilmente superable. Es un ejemplo de pasión, un centinela enfilado en una plantilla que sabe que es fundamental para ganar en cualquier escenario. Si a eso sumamos su versatilidad, la polivalencia que le permite adaptarse a casi cualquier posición del campo, se convierte en un canterano luchador que se ha ganado un puesto dentro de la habilidosa alineación verdiblanca.
Esto mismo comentaba el antes delantero, ahora lateral derecho, catalán en una entrevista para el medio ABC, en la que hacía referencia a lo que su técnico, Manuel Pellegrini, le exige: “Siempre me ha dicho que un equipo necesita jugadores como yo, no sólo jugadores de calidad, muchas veces se necesita actitud para enganchar a los demás. Me dice que sea yo el que lo haga. Es verdad que muchas veces me intenta corregir lo que hago mal e intento corregirlo rápido para poder adaptarme lo antes posible”.
Posteriormente, analizaba el casi inmaculado comienzo de la temporada para el conjunto verdiblanco: “El inicio ha sido inmejorable. Le puedo decir que nos lo esperábamos porque teníamos ganas de volver con todo lo que hicimos el año pasado. Y llevamos dos años entrando en Europa, hemos ganado la Copa y al final el equipo ha cogido ese espíritu ganador, esa ambición. Ojalá sigamos en la misma dinámica, así se forman los equipos grandes. Queremos seguir creciendo”.
Para finalizar la entrevista, hacía referencia a la dura lesión de su compañero de demarcación, Martín Montoya, quien regresaba la pasada jornada tras su recaída en pretemporada: “Martín es un jugador muy importante para nosotros. Ha tenido la mala suerte de haber estado nueve meses fuera porque ha tenido unos problemas que ya digo yo que más de uno no hubiese aguantado lo que ha aguantado él con el dolor que tenía en el talón. Vamos, ya le digo yo que ninguno hubiese aguantado. Al final cuando salga a jugar si pitas a un jugador lo que haces es empeorar las cosas porque ese jugador mentalmente puede pegar un bajón y es difícil. Es mucho más fácil que aplaudas y animes. Evidentemente es la opinión de la gente pero por mi experiencia sé que no me ayuda que me piten y me alegra que me animen. Todos fallamos. El carpintero, el fontanero… Todos podemos fallar en nuestros trabajos. Estamos todos con Martín como con Youssouf, que ahora ha tenido un problema muscular. Que todos estén al 150% porque si alguien baja el equipo baja”.
Aitor Ruibal deja clara la unión del vestuario, donde destaca el compañerismo por encima de la individualidad, estrategia que se ve reflejada en el estado de forma del equipo actualmente, dirigida por un excelente gestor como Manuel Pellegrini.