La historia del Betis no se entendería sin su cantera. En los momentos más brillantes y en las épocas más oscuras, siempre ha habido canteranos defendiendo las trece barras. Si habláramos de jugadores, generaciones o quintas, nos saldría un coleccionable por fascículos, muy lejos de lo que pretendo en este artículo. Así que me limitaré a dar unos pequeños apuntes de una generación en ciernes y otra generación perdida.
Yo crecí con esa máxima extendida de que los canteranos salían en los malos momentos. Cuando no había dinero, siempre había algún canterano del que tirar y es algo que, ciertamente, se ha repetido en la historia bética.
Y en esta etapa tan feliz en la que vivimos, con el Ingeniero al mando, si echamos la vista al Betis Deportivo, nos encontramos con un equipo que descendió merecidamente a Segunda RFEF y que ha configura una plantilla con el grueso del equipo juvenil que ganó su Liga en División de Honor. No cabe duda de que el club tiene confianza en los chicos que adiestra Aitor Martínez, pero no es menos cierto que la planificación del filial no se podía permitir muchas alegrías a la hora de traer gente de fuera. Pero es ilusión de muchos que los Dani Pérez, Ortiz, Marcos, Félix, Sierra, Enrique, Pleguezuelo, Sorroche, Cantarero, Peregrina o Carlos León nos den alegrías en un futuro no muy lejano en el primer equipo. La oportunidad esta vez, al menos, la va a tener esta generación.
Y ha sido este 2022, el año en el que el juvenil de División de Honor se ha alzado nuevamente con su liga. Pero, ¿cuándo lo había hecho por última vez? Pues fue en la temporada 09-10 en la que el equipo adiestrado por David Ortega lo consiguió. Empezando por el entrenador y continuando con sus jugadores, se encontraron un escenario distinto que cortó las alas de muchos. El debate de el que vale llega tarde o temprano está muy bien, pero soy de la opinión de que en cantera, estar en el momento y en sitio adecuados es clave.
De aquel equipo, todos conocemos a los Pozuelo, Ezequiel, Nono, Sergio o Fran No, pero la mayoría no conocerá a los Linares, Guille Castillo, David, José Ángel, Bernal o Tapia.
Y, ¿qué panorama se encontraron los chicos de Ortega al año siguiente? Pues un filial en Segunda B con Oli en el banquillo y que había perdido a pesos pesados como Beñat, Isidoro, Cañas o Israel, ascendidos al primer equipo que militaba en Segunda con Pepe Mel. El, por entonces llamado, Betis B da la oportunidad a Pozuelo, Bernal, José Ángel, Súper, Carlos Fernández y José Antonio, pero el grueso encuentra acomodo en el Betis C, que militaba en Primera Andaluza con Mariano Suárez de entrenador y que sería la última temporada del segundo filial hasta este año.
Quizá la desaparición del C o la apuesta por jugadores de mayor peso en el filial fueran las causas, pero lo cierto es que el resto de jugadores se tuvieron que buscar el futuro lejos de Heliópolis. Y como suele suceder, la Tercera División y categorías regionales fueron el destino de la mayor parte de esa generación.
De los que llegaron al primer equipo, el más brillante fue Pozuelo que, tras explorar en el Betis B, no pudo consolidarse en el primer equipo, pero no tuvo miedo de buscarse la vida fuera de España (Swansea, Genk, Toronto o Miami). El habilidoso Ezequiel tampoco llegó a ganarse el puesto. Las lesiones fueron crueles con el melillense, que también probó suerte en Alemania, Portugal o Hungría. El último jugador que tuvo más presencia fue Sergio, la eterna promesa. Un jugador talentoso pero que parecía que la presión le pesaba de forma notable. Su carrera ha discurrido principalmente he por Segunda B y Tercera. Y ¿Nono? Qué decir de Nono. Un jugador que iba entrando en aquel equipo y que estaría un año más en juveniles. Tras destacar poderosamente en Segunda B y alcanzar el primer equipo, sufrió un retroceso sorprendente que terminó con aquel penalti fallado contra el Sevilla en Europa League, que supuso su final en verdiblanco. También probó, cómo varios compañeros, el fútbol foráneo en Hungría y Eslovaquia.
Del resto de aquel equipo, algunos como Ale Bernal o José Ángel sí han tenido una trayectoria más importante en Segunda o Segunda B. Pero el resto, injustamente, no llegaron a tener una oportunidad o, como digo yo, no estaban en ese momento y lugar adecuado.
Tenemos entre manos otra generación que puede dibujarnos la sonrisa en la cara cada domingo. No será fácil, pero el tener la oportunidad en el Betis Deportivo ya es un primer paso. Incluso el técnico tendrá también una reválida, algo que se echó en falta con David Ortega en su día. Ahora toca tener paciencia, confianza y empatía cuando tengan que ponerse nuestra zamarra, ojalá, en Primera.