El Real Betis presenta sus credenciales de manera contundente al inicio de este nuevo curso liguero. El equipo verdiblanco cosecha 12 puntos de 15 posibles en LaLiga, situado tan solo por detrás de Real Madrid y Barcelona, y lidera su grupo en la UEFA Europa League tras la primera jornada disputada en tierras finlandesas.
A todo ello se suma una increíble intensidad defensiva que da sus frutos y supone para los de Manuel Pellegrini cuatro porterías a cero de seis partidos disputados. En ataque, los delanteros siguen llevando el peso del gol a sus espaldas, manteniendo así el buen acierto de la temporada anterior. Todo esto, sumado a las habituales rotaciones del técnico chileno, convierten a la bética en una plantilla altamente competitiva.
Entre todas las noticias positivas que rodean a la entidad verdiblanca, destaca la conexión incuestionable con su estadio en este principio de temporada, cosechando un pleno de victorias en el Benito Villamarín. Elche, Osasuna y Villarreal intentaron contrarrestar el poder de un estadio que es prácticamente inexpugnable. No sólo se fueron de Heliópolis con el saco de puntos vacío, sino que no consiguieron tampoco ver puerta, ni un solo gol ha recibido el Betis en su estadio hasta la fecha.
Un coliseo que arropa, que ruge en los momentos de dificultad para el equipo verdiblanco, que no cesa en su intento de mantener activo al equipo durante los 90 minutos de partido. Un auténtico fortín custodiado por 53.000 gargantas que no cesan de animar. Una defensa a ultranza contra la que es muy difícil competir.
El equipo verdiblanco buscará mañana mantener su condición de invicto en su estadio, en competición europea frente al Ludogorets búlgaro, que viene de vencer en su feudo a la Roma de José Mourinho. El Benito Villamarín se engalanará de nuevo para guiar a los de Manuel Pellegrini hacia una nueva victoria, manteniendo así su condición de invicto como local.