Volvió el fútbol a España tres meses después con el derbi más extraño de los últimos años. El Sánchez Pizjuán, un estadio que ruge, que aprieta cuando más falta hace, albergó un Sevilla-Betis sin público en las gradas, que empezó con un minuto de silencio en homenaje a los fallecidos por el coronavirus y con el himno del Arrebato entonado por los aficionados que se grabaron en vídeo. Los gritos de los futbolistas y entrenadores chocaban contra el cimento del estadio, y los suplentes, embutidos en sus mascarillas, yacían como espectadores de lujo manteniendo la distancia de seguridad. Mateu Lahoz, como de costumbre, terminó siendo protagonista pitando un penalti dudoso a favor del Sevilla.
A Ocampos no parece haberle afectado el parón. Un gol y una asistencia prodigiosa de tacón a Fernando dieron los tres puntos a un Sevilla que fue superior durante los noventa minutos del encuentro. Y Rubi sigue sin dar con la tecla. El Betis presentó los mismos problemas que ha ido ofreciendo desde inicio de temporada. Con graves dificultades para combinar, sin un mediocentro que dé solidez al equipo y con una defensa muy blanda en el juego aéreo. Terminar la temporada en Europa suena a quimera.
El Sevilla se hizo con el control del partido durante la primera mitad. A pesar de no gozar de grandes ocasiones, los de Lopetegui tuvieron al Betis encerrado en su propio campo, que tuvo enormes dificultades para progresar con la pelota y acercarse a la portería de Vaclík. Tanto Aleñá como Fekir tenían que bajar hasta la divisoria para juntar al equipo y habilitar líneas de pase para sus compañeros. Pero el Sevilla tenía las ideas claras y el trabajo de Fernando y Diego Carlos fue esencial para cortar las internadas verdiblancas.
El conjunto hispalense hizo uso del juego aéreo para ponerse por delante en el marcador. Koundé mandó el balón muy cerca de la portería de Joel tras un corner y De Jong cabeceó desviado un buen centro de Munir. El excanterano del Barça fue de los mejores en los primeros 45 minutos, muy activo sin balón y dejando buenos detalles técnicos con la pelota en los pies. Ocampos mandó el cuero a la cruceta y antes de llegar al descanso armó un disparo que Joel rechazó con el cuerpo.
Pero el Sevilla sentenció tras pasar por vestuarios. Ocampos transformó un penalti discutible tras un empujón de Bartra a De Jong, y minutos después, Fernando Reges puso el 2-0 definitivo al cabeceó a bocajarro una magistral asistencia del ex del Marsella. Joaquín, Lainez o Loren saltaron al césped para meter al Betis en el partido, pero los tres puntos se quedan en Nervión.
Los jugadores sevillistas celebraron el triunfo aplaudiendo al vacío del Pizjuán. El nuevo fútbol no ha hecho más que empezar.
Partido descafeinado…