“La Navidad es una parte del hogar que uno lleva siempre en el corazón”. Y ni más ni menos, eso es el Real Betis, ese sentimiento inexplicable que trasciende intereses y derroca toda razón y lógica. Una pasión infinita que siempre acompaña al bético, haciéndose casi por inercia un hueco en su corazón.
“La Navidad es el espíritu de dar sin recibir” pero sin recibir nada material, pues los sentimientos se recargan inevitablemente por estas fiestas. Y en un símil con el Betis, sus fieles juran amor eterno sin esperar la contraprestación de grandes lujos que se impongan a la sencillez de lo mundano.
“La Navidad es la época que nos une a todos” al igual que el Benito Villamarín, que es el punto de reunión de todos los béticos, la casa de una familia que trasciende fronteras y no discrimina razas ni condición sino que acoge a todo aquel que vibre con la pasión infinita del balompié.
“La Navidad es esperanza”, esa que los béticos llevamos por bandera a cada desplazamiento, en cada rincón del mundo siempre habrá alguien que defienda los colores del Real Betis contra viento y marea, en la victoria y en la derrota. El “manquepierda” lleva intrínseco una dosis de esperanza.
En definitiva, la Navidad y el Real Betis tienen en común muchas cosas que podrían resumirse en sonrisas e ilusión. El ser feliz en lo más simple, en el gesto más humilde que hace que la vida fluya más fácil. El Real Betis es vida, pasión y familia.