Hoy es un día complicado para publicar este artículo de opinión, dado que venimos de una derrota en Madrid ante el Atlético. Sin embargo, es un tema que tenía ganas de abordar, especialmente después de lo ocurrido en semanas anteriores, donde nos encontramos con la eliminación tanto de la UEFA Europa League como de la Conference League. Todos sabemos que nuestro club tiene una de las aficiones más apasionadas de España. Actualmente, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que vivimos una buena época del Betis, respaldada por sólidas pruebas: la reciente conquista de nuestra tercera Copa del Rey, la clasificación de manera regular para competiciones europeas en 5 de las últimas 10 temporadas, la ausencia de descensos en casi una década, el buen desempeño en la liga y la notable inversión en infraestructuras como la Ciudad Deportiva y el próximo remodelado del Benito Villamarín. Nuestro presente invita al optimismo, aunque como en cualquier ámbito de la vida, la felicidad no es completa y siempre hay espacio para la crítica.
En el seno de la afición, existe un pequeño reducto de aficionados, a los que denominaremos “essigentes“, cuya característica principal es la insatisfacción permanente. Da igual lo que haga el club, siempre encontrarán un motivo de queja. Un cambio de color en las calzonas, un nuevo diseño del logo, un fichaje que no termina de cuajar, la marcha de un jugador querido, una decisión controvertida de la directiva… cualquier nimiedad es susceptible de generar su descontento. Ahora, además, cierta parte de la prensa suele poner el foco en estos “essigentes” para darles aún más importancia de la que tienen. En el pasado, este tipo de críticas minoritarias se limitaban a las conversaciones en la barra de un bar, quedando aisladas en ese local. Sin embargo, la irrupción de las redes sociales ha amplificado sus voces, creando un “ruido de fondo” persistente que puede llegar a distorsionar la realidad.
Plataformas como Twitter, Instagram o Youtube, con sus algoritmos diseñados para potenciar la polémica, han convertido a estos “essigentes” en una voz omnipresente. Los algoritmos de estas empresas hacen que aquellos contenidos que generan más polémicas y, por tanto, participación del resto de usuarios se coloquen en las posiciones superiores de dichas redes sociales, mientras que mensajes conciliadores, positivos y pacíficos queden relegados a posiciones inferiores, ya que es contenido que apenas generará interacción dado que la mayoría de los usuarios estarán de acuerdo y apenas interactuarán con él. La sensación que se genera es que su número es mucho mayor del que realmente es, creando un clima de pesimismo que afecta al resto de la afición. Esto se conoce como el fenómeno de las “cámaras de eco”, donde las opiniones se retroalimentan y amplifican dentro de un grupo cerrado, distorsionando la percepción de la realidad.
Es importante recordar que estos “essigentes” no representan al beticismo en su conjunto. La gran mayoría de los aficionados aceptan que el club puede pasar por ciertos baches durante la temporada, porque observan que las cosas se están haciendo bien y que al final de la liga estaremos en los puestos que dan derecho a competición europea, apoyando por tanto a la directiva y al cuerpo técnico.
Dentro de los “essigentes” parece que, de manera premeditada, están siempre intentando que haya un cambio de ciclo que nos lleve a los “infiernos” para así justificar su crítica constante, es una forma de decir “lo ves, lo que yo decía, así no podemos seguir”. Sea como fuere, lo que está claro es que la crítica constante no beneficia a nadie. El Betis necesita un clima de unidad para seguir cosechando éxitos, dejando la crítica y la reflexión para el final. En conclusión, la crítica es un elemento que va ligado intrínsecamente al fútbol, pero cuando se convierte en una actitud permanente, puede ser perjudicial. El Betis necesita un beticismo unido para seguir creciendo. Es hora de dejar de lado las quejas y disfrutar del momento histórico que vive el club.
Si el Betis quiere seguir creciendo debe cambiar su política de fichajes. El Betis se debe preguntar por qué en Europa no se obtienen buenos resultados año tras año. La respuesta seguramente está en la calidad de la plantilla. Si se analiza sus jugadores se puede observar que la mayoría tienen un mismo perfil, esto es, son descartes de su club de origen o han quedado libres porque su club no los quiere.
Salvo excepciones, como por eje., Guido o Cardoso, ese es el perfil de jugador que el Betis suele contratar, y creo que es una línea equivocada.
Por tanto, sí me considero exigente, porque deseo que mi club mejore, y se puede hacer. No se trata de caer en una crítica destructiva sino todo lo contrario, constructiva, y para no caer en la mediocridad o o la vulgaridad.