Vallecas, un partido trampa que mide la madurez del Betis

Vallecas no es un estadio al que se vaya a pasar el rato. Allí no hay tregua, no hay silencios y casi nunca hay partidos cómodos para el rival.

Y justo en ese escenario se presenta mañana el Real Betis, con una cantidad de bajas reseñables y la sensación de que el encuentro ante el Rayo Vallecano es uno de esos partidos que parecen tranquilos… hasta que dejan de serlo.

Porque sí, este es un partido trampa. De los que se te complican sin avisar. El Rayo no necesita dominar ni tener estrellas para hacerte daño. Le basta con correr, apretar, incomodar y convertir cada balón dividido en una pequeña guerra. Y en Vallecas, estas guerras se libran una detrás de otra.

El Betis llega, además, con la enfermería y el calendario internacional pasando factura. Bakambu, Ez Abde y Amrabat están con sus selecciones disputando la Copa de África, mientras que Bellerín, Isco y Junior Firpo se quedan fuera por lesión. Seis bajas.

Media columna vertebral. Un contexto que obliga a Pellegrini a tirar de imaginación, de banquillo y, sobre todo, de compromiso colectivo.Aquí no hay excusas que valgan. En partidos así no gana el que mejor juega, sino el que mejor entiende lo que toca hacer. Y lo que toca en Vallecas es saber sufrir.

Cuidar el balón cuando se pueda y defender con uñas y dientes cuando no. Porque cualquier pérdida mal medida se convierte en una carrera hacia atrás con la grada empujando.

Los precedentes invitan a la cautela. Los Betis – Rayo suelen protagonizar partidos cerrados, de marcador corto y final incierto. Encuentros que se deciden en un córner, en una falta lateral o en un despiste mínimo. Justo esos detalles que un equipo mermado no puede permitirse.

Sin algunas de sus piezas más reconocibles, el Betis necesitará un paso adelante de los menos habituales. Jugadores que entiendan que este no es un día para florituras, sino para competir. Para correr, chocar y mantenerse firmes cuando el partido se vuelva feo, que se volverá.

Y ahí está la clave. Si el Betis acepta el reto, aguanta el pulso y no se desespera, tendrá opciones. Pero si entra en el juego de la ansiedad, del pase precipitado y del “ya llegará”, Vallecas se lo tragará.

Porque en este estadio no se regalan puntos. Y los partidos trampa, cuando te das cuenta de que lo son, ya suelen ir perdiéndose.

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