Con mono de Betis, así nos dirigimos los fieles al Benito Villamarín el pasado viernes. Ese síndrome de abstinencia que solo el que siente y vive en verdiblanco puede sentir.
Han sido semanas duras, con muchas críticas, con 4 derrotas consecutivas y con crispación. Absolutamente todo ha sido motivo de polémica en la previa de este Real Betis Balompié – Celta de Vigo. El cansancio y hartazgo de Manuel Pellegrini volvió a salir en escena. Sumen el viaje a Roma, aunque fuesen unas vacaciones familiares, ya se aseguró que se entrevistó con dirigentes del club romano para ser el próximo entrenador del equipo…
Hasta el minuto de silencio, que por cortesía, educación, señorío, clase, sevillanía y beticismo se debía producir antes del inicio del partido, en memoria de Manuel Ruiz De Lopera, ha sido motivo de polémica. Pues bien, una vez más y como es ya costumbre, el estadio Benito Villamarín, l@s bétic@s, dictaron sentencia y estaba firmada en verdiblanco. El Real Betis Balompié está por encima de todo y de tod@s.
Tras el respetuoso y aplaudido minuto en recuerdo a quien fuese presidente de la entidad, comenzaron los primeros 45 minutos que fueron para olvidar. Un medio de tortura ancestral para toda persona que sienta y quiera al Real Betis Balompié. Desconexión total y absoluta, falta de implicación yconfianza. No había apoyo entre compañeros en el terreno de juego, se vieron ciertas jugadas en los que te hacían dudar si realmente estabansobre el césped. Intensidad, cero. Sirva de ejemplo y representación de escena, que hasta vimos a Don Francisco Román Alarcón Suárez, fallar varios pases, mis ojos no creían posible lo que estaba ocurriendo en aquel momento.
A todo esto el Celta siendo el decimoséptimo clasificado, necesitaba 3 pases seguidos para plantarse en zona de tres cuartos y mirar la portería de Rui Silva para tenerla como objetivo único y directo. Fue necesario ver una estirada del portugués para no permitir al equipo vigués que se adelantara en el marcador.
Llegó la hora del bocadillo, para quién le apetecía, en nuestro caso tuvimos un debate de si era normal lo que se estaba viendo en el primer tiempo en Heliópolis, era difícil de explicar y más aún jugando en casa, ante tu gente, después de 34 días sin poder volver al lugar que nos hace felices. Era incomprensible.
En los segundos 45 minutos el ingeniero movió de inicio 2 piezas que fueron Ayoze Pérez y Willian José dando entrada a Nabil Fekir y a Cédric Bakambu, piezas fundamentales en el devenir del partido, el ingeniero como siempre y manque se le ponga en duda, va 7 pasos por delante. Se equivocará, por supuesto, pero es el mejor entrenador que puede tener a día de hoy el Real Betis Balompié y sí, esta opinión es mía particular y personal, faltaría mas.
Vimos una segunda parte en la que el equipo fue radicalmente opuesto, un equipo implicado, con un Jonny Cardoso a un nivel excelso. Pablo Fornals demostrando que tiene más clase que un colegio. Isco Alarcón volvió a ser Isco, gracias a Dios, a los apóstoles y a todo lo que haya ahí arriba, todo lo anterior quedó en un espejismo.
Nabil Fekir volvió a demostrar que pese a no estar en estado óptimo de forma tras la larga lesión que ha sufrido, sigue atesorando una calidad abrumadora.
Quizás una de las mayores sorpresas, para alegría de l@s bétic@s, fue ver la gran actuación de Cédric Bakambu. El congoleño demostró que tiene muchas cosas que aportar al juego colectivo del equipo y va a ser de gran ayuda en este decisivo tramo final de la temporada. Como muestra, sirva el desmarque tras un pase magistral al hueco, una obra de arte que tantas vueltas está dando en redes sociales y seguro habéis podido ver. Habría sido maravilloso verla terminar entre las mallas, pero un rechace de la defensa terminó enviando el balón a saque de esquina.
Todo ello sumó para ver un Betis radicalmente opuesto al de la primera, hay que decir que no era muy complicado elevar el lamentable nivel de los primeros 45 minutos. Se abrió la lata en el minuto 53 con una asistencia de Héctor Bellerín, cuyo nivel también mejoró de manera considerable respecto a la primera mitad. Gol de Juan Miranda, para alegría de l@s bétic@s y del pueblo de Olivares. Ojalá poder decir a final de temporada que estamos ante un nuevo renacer del canterano olivarense.
Con el 1-0 en el marcador tuvo lugar la ocasión que anteriormente contaba de Bakambu, que tras una recuperación de Abner Vinícius, pasa el balón a Don Francisco para deshacerse del rival con el toque del primer control, girarse y servir al hueco que había libre y hacía el que corría como un poseso, un muy colaborativo Cédric que gana en carrera a dos rivales y al tirar a puerta llega el tercero para desviar a córner la pelota.
De los dos últimos protagonistas nacerá la jugada del 2-0. Bakambupincha y pasa a Don Francisco, quien con una facilidad pasmosa sirve bombeada una pelota a nada más y nada menos que Don Nabil Fekir, que amortigua el esférico con el pecho, son dos botes y un avance hacia adelante, posterior recorte hacia adentro y ¡Pum! Zapatazo a las mallas ante el que no puede hacer nada Guaita. Dos a cero en el 82 que parecía dar la tranquilidad a los 48.938 espectadores que fueron testigos in situ, de la victoria verdiblanca.
Como os comentaba parecía que podía llegar la tranquilidad y la calma a Heliópolis pero nada más lejos de la realidad. Cumplido el minuto 90 y justo al llegar al primero de añadido, marca el primer tanto el equipo visitante, Strand Larsen, tras un desajuste defensivo y un rechace de Rui Silva que no fue suficiente para tener como se suele decir “con las carnes abiertas” a la fiel infantería bética que abarrotaba el graderío en la noche de viernes previa al inicio de la feria de abril.
Victoria del Real Betis Balompié, que aviva una llama de competición europea y que esperemos dé sus frutos para seguir cerrando bocas y lo más importante, seguir creciendo como entidad, como club y como afición.
Esto último me gustaría resaltarlo, se elogió a Manuel Pellegrini, antes, durante y después del partido. Se cantó también por parte del soberano a Nabil Fekir y a Don Francisco Román Alarcón Suárez. Me gusta que mi afición sepa reconocer el esfuerzo, el trabajo y la superación. Que saquemos el beticismo por bandera y con bufandas al aire gritemos de amor al balompié y al verdiblanco. Me gusta tanto ser del Betis que no sabría cuantificarlo, no sabría vivir sin que me hubiese elegido y no seguro sería un alma perdida que vagaría con la pobreza de no conocer esta forma de vida.
Valencia, Valencia y Valencia. Una de las 7 finales que nos quedan por delante para alcanzar por 4ª temporada consecutiva la clasificación para jugar competición europea.
El Benito Villamarín no es Twitter, el Betis, no es la frustración, los intereses o el pasatiempos de personas frustradas que quieren aquí soltar lo que les sobra en sus vidas y lamentablemente, no son cosas buenas. Pese a quién le pese, el Betis es felicidad y el Benito Villamarín dicta sentencia, nuestro mister también, calla y vuelve a cerrar la boca de pseudo béticos y personas con intereses monetarios y/o de alguna otra índole para beneficio propio.
Disfruten de la feria pero sobretodo disfruten del balompié y den gracias a la vida porque les eligiera el Real Betis Balompié.