La tarde del 1 de febrero del 2024 quedará en la historia del Real Betis como una de las más ajetreadas de los últimos tiempos. La entidad sevillana cerró hasta tres incorporaciones en el último día de mercado, a la espera de que la operación por Pablo Fornals sea validada por la FIFA. Quienes sí forman parte de la plantilla del conjunto bético de forma oficial son Ezequiel, el “Chimy”, Ávila y Cédric Bakambu.
El fichaje de ambos arietes evidencia las características que buscaba la dirección deportiva verdiblanca en su nuevo delantero: veteranía y experiencia en la liga española. Ambos son futbolistas con mucho gol, que no atravesaban su mejor momento en sus respectivos clubes.
La falta de protagonismo del “Chimy” Ávila en Osasuna era consecuencia de una lesión en el sóleo que el jugador sufría desde principios de enero. Hasta ahora, el futbolista había jugado 19 encuentros con el equipo rojillo, sumando la competición doméstica y las fases previas de Conference League. En ellos había acumulado dos goles y tres asistencias.
En las dos últimas temporadas bajo la tutela de Jagoba Arrasate, el delantero de Rosario anotó en total 16 tantos (siete y nueve en cada temporada). Sin embargo, su campaña más goleadora fue lejos de Pamplona, en Huesca. En el conjunto aragonés el “Chimy” alcanzó su techo goleador con 10 tantos en una sola temporada, lo que le valió para fichar por Osasuna a cambio de casi tres millones de euros.
Bien es cierto que nunca ha tenido cifras de goleador nato, entre otras cosas porque su polivalencia le ha llevado a jugar en posiciones más alejadas de la portería rival. De hecho, en Osasuna jugó numerosos encuentros pegado a la banda derecha.
El caso de Bakambu es bien distinto, dado que el jugador congoleño no logró encontrar su mejor versión en tierras turcas. Aunque ha disputado un total de 16 encuentros entre Champions League y liga con el Galatasaray, su aportación en ataque ha sido muy escueta. En los primeros meses de competición solo ha visto puerta un par de veces y ha dado una asistencia. Sus números no se corresponden con la expectación que generó a su llegada a Estambul. Y es que el año pasado, como delantero del Olympiacos, fue el máximo goleador de la liga griega con 18 goles.
La temporada más productiva de su carrera profesional se produjo en 2018 en la liga china, cuando marcó 23 tantos. Muy cerca se le queda su primera temporada en el Villarreal (campaña 2015/2016) en la que alcanzó los 22 goles. En otras palabras, Bakambu acostumbra a coleccionar estadísticas sobresalientes a nivel goleador, de ahí la decepción de sus actuaciones en Turquía.
Sobre el papel, la falta de gol del Real Betis en los últimos meses ya tiene solución con la llegada de ambos arietes. En la práctica, los dos tendrán que demostrar que son la respuesta a los problemas del conjunto bético.