Opinión| Un agosto cargadito

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Los béticos no podemos decir que nos aburrimos. Incluso en los meses de verano, sin competición que nos alimente el alma verdiblanca, encontramos razones para alegrarnos, amargarnos y debatir hasta las tantas, ahí están los interminables espacios de Twitter como prueba A de la acusación.

Este año, además de los dimes y diretes propios del mercado (y vaya final de mes que nos espera, a poco que se cumpla lo que se rumorea), hemos tenido una Junta de Accionistas para decidir si el club realiza una ampliación de capital tan necesaria económicamente, como peligrosa institucionalmente, por el riesgo que supone de que el Real Betis termine estando al final en manos de unas pocas personas, dejando al pequeño accionista sin posibilidad de decisión y casi sin derecho al pataleo.

La pelota está ahora en el tejado del bético de a pie, que deberá hacer un esfuerzo económico importante (365€ por acción) para poder compensar la pérdida de “importancia” que sufrirá su paquete, o su acción, debido a la ampliación. El club pondrá medios para que los pequeños accionistas puedan financiar su compra, pero lo más importante que debemos tener claro los béticos, es que si no vamos a comprar, debemos ceder nuestra opción preferencial a otro bético que quiera acudir en primera convocatoria. De ese modo estaremos más cerca de conservar ese mal llamado “Betis de los béticos”, que no es más que una forma poética de denominar un reparto accionarial en el que no hay grandes accionistas que puedan gobernar de forma personalista y unilateral.

De esta Junta de Accionistas sale muy mal parada la, aún peor llamada, “Oposición” al Consejo. Ha sido lamentable escucharlos defender el reparto actual del accionariado durante semanas, de medio en medio, para posteriormente ni siquiera hacer acto de presencia en la Junta en la que se decide el asunto. Mucho gusto por luces y taquígrafos, por poder salir a la palestra a hacer ruido, a recibir focos y palmaditas en la espalda por parte de una prensa deportiva sevillana que ha hecho una labor sesgada en lo referente a la ampliación de capital, y al final muy poco gusto por dar la cara donde y cuando había que hacerlo.

El anuncio posterior a la Junta diciendo que iban a impugnarla resulta aún más lamentable, pues si algo quedó claro con la votación del día 25 es que la directiva cuenta con el respaldo de esos pequeños accionistas que ellos, “los impresentados”, decían estar defendiendo.

Y todo esto con la liga ya empezada, con una importante victoria en Villareal, un meritorio empate contra el Atleti y una dura derrota en Bilbao después de ponerse 0-2 en los primeros minutos. La sensación generalizada es que hay muchos jugadores que están lejos de su mejor estado de forma, y de que falta un poco de fondo de armario, sensación agravada por la constante (y en mi opinión, mal gestionada) presión de Pellegrini en sus declaraciones públicas sobre las necesidades del equipo. Al menos el asunto de las inscripciones se ha resuelto correctamente, con las últimas incorporaciones de Bartra y Bellerín.

Por supuesto, no puedo dejar de mencionar la noticia de la semana: todo el asunto del campeonato del mundo que ha logrado la Selección de Fútbol Femenina y los actos del impresentable de Rubiales, impropios de su cargo y de cualquier persona con un poco de educación y sentido del decoro. La rueda de prensa para decir que no dimitía, poniendo a sus hijas en el centro del foco mediático, y dando unas explicaciones inanes, no solo pusieron de manifiesto que es un hombre turbio, con actitudes machistas y chulescas, también pusieron en el candelero a toda su corte de paniaguados comandados por el insigne Medina Cantalejo, personaje de dudosa moralidad como quedó demostrado en su momento con el embuste que soltó para atacar al Betis y su afición por el asunto de las quejas arbitrales, utilizando los medios de la Federación para retar a los presuntos (e inexistentes) agresores, y señalar a personajes de la sociedad sevillana que, simplemente, utilizaron las redes sociales para criticar su labor al frente de un colectivo arbitral que, desde su llegada, va cuesta abajo y sin frenos.

En fin, Dios los cría y ellos se juntan, que dice el sabio refranero popular.

Y no podemos olvidar la presentación del maravilloso proyecto para terminar el Benito Villamarín, obra de Rafael de la Hoz. El teatro de los sueños se muda al final de La Palmera.

Como decía al inicio, nadie podrá decirme que los béticos no hemos tenido un mes de agosto de lo más entretenido. Y aún nos quedan tres días, oiga.

¿Qué será lo próximo?

Foto vía: Real Betis Balompié. @RealBetis

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