Sonó la alarma en la capital italiana en la noche del domingo. Corría el minuto 49 del partido que enfrentaba a la Roma con el Lecce, cuando Dybala se veía obligado a abandonar el terreno de juego tras anotar el penalti que ponía por delante a los de Mourinho.
Visiblemente dolorido y abatido, el argentino se marchaba a vestuarios con problemas en el muslo izquierdo. Paulo, que volvía de lesión precisamente el jueves ante el Real Betis, vuelve a entrar en el dique seco.
Sin pruebas médicas todavía que lo corroboren, Dybala no podrá estar el jueves en el Villamarín, en el cuarto partido de esta fase de grupos de la Europa League. El partido es clave para ambos equipos, ya que la Roma se ve acechada por el Ludogorets en la pelea por la segunda plaza y, por el contrario, el conjunto bético podría dejar sellada la clasificación.
Dolorosa noticia para los aficionados de “los lobos” y, paralelamente, para los hinchas de la Selección Argentina ya que, como ha dejado caer Mourinho en la rueda de prensa posterior al partido, es difícil volver a ver a Dybala de vuelta a los terrenos de juego antes de 2023, lo que dejaría al argentino sin posibilidad de jugar el próximo Mundial de Catar. Sin duda, una baja sensible para la albiceleste, que se presenta como una de las candidatas a alzarse con el campeonato rey entre combinados nacionales.
La joya argentina se suma a la baja de su compañero Zaniolo, expulsado con roja directa en el último partido de europa en el Olímpico de Roma, ampliando la lista de ausencias para el lance contra el Real Betis, que viene de conseguir un empate sin goles ante el Valladolid en el José Zorrilla.
