El exjugador del Real Betis Balompié después de pasar su primer mes en Catar valora con perspectiva su primera experiencia fuera del Betis y se muestra muy sincero sobre su nueva vida. El extremeño comentaba en Relevo como ha sido la transición del Villamarín al Estadio Grand Hamad, campo del Al-Arabi, entre otras cuestiones tanto futbolísticas como personales.
Rodri, o como allí lo llaman “el boss”, ha respondido a preguntas relacionadas con sus objetivos dentro del fútbol, al de Talayuela lo apodaron de esa manera debido a su talento futbolístico, poco común en el golfo pérsico, comparando su admiración como la que tenía él con Isco Alarcón. Puntualiza la diferencia de nivel entre Europa y la liga catarí, “En Catar el fútbol se vive diferente y no tiene esa atracción. Aquí hay ligas competitivas, pero es verdad que a nivel mediático y del seguimiento de la prensa no es Europa”, pese a ser una liga en auge según su punto de vista.
Una de las cuestiones más curiosas de la entrevista ha sido la preocupación de Rodri en que no lo recuerden en el panorama europeo, considera que destacar fuera de Europa es la baza para que la gente valore su trabajo. “Soy mucho del tema de hacerte un nombre, de que se reconozca tu trabajo y en ese sentido sí que tengo ese miedo de que puedan olvidarse. Pero es lo que hablamos, si eres de lo mejor de aquí, sí que creo que va a seguir saliendo tu nombre”, actualmente ya lleva 4 asistencias en el inicio liguero árabe.
Realizaba un análisis sobre su traspaso valorando su caso de manera especial dado que asegura que si llevara diez años en primera división no se marcharía a este tipo de ligas pero que tras cuatro años, en la liga española, el futuro es incierto y no sabe que le deparará. “Si yo fuera otro tipo de jugador que en el fútbol ya ha hecho dinero y que puede vivir toda su vida bien, yo no me iría, aunque me pagaran tres o cuatro veces más. No ha sido mi caso. Claro que ganaba un buen sueldo siendo jugador de Primera División, pero no para vivir toda mi vida, esa es la realidad”.
Desde fuera comentaba que realmente es de valorar, llamándolo “locura”, que en el Villamarín haya 50.000 personas cada fin de semana porque en Doha apenas superan los 3000 aficionados, aunque decía que en España son más forofos al fútbol. Terminaba añadiendo que no se pierde un partido de los de Pellegrini además de mantener contacto con algunos antiguos compañeros.
