Hoy en ‘¿Qué fue de…?’, la sección en la que cada miércoles repasamos cómo le ha ido su carrera a distintos futbolistas que dejaron huella en Heliópolis, hablaremos de un jugador que tuvo un paso corto pero intenso por el Villamarín. En sus cinco meses como verdiblanco, le dio tiempo a ganarse a la afición con su rendimiento y sus goles, además de cosechar éxitos con las trece barras, dejando un gran recuerdo en los aficionados. No hablamos de otro que de Dorlan Pabón.
Nacido en Medellín en enero de 1988, dio sus primeros pasos como profesional en el Envigado, donde estuvo temporada y media, y su gran rendimiento le valió para ser convocado por primera vez con la Selección Colombiana y para ser incorporado por uno de los clubes más grandes de su país, el Atlético Nacional.
Militó allí tres temporadas, y se veía que era un jugador más que preparado para dar el salto a Europa. Así, en 2012, tras anotar 15 goles en 19 partidos, el Parma se decidió a apostar por él, poniendo cuatro millones de euros sobre la mesa y llevándoselo a Italia.
En esta temporada fue cuando entró en escena el Real Betis. El atacante colombiano no terminaba de encontrarse, jugando 12 partidos de Serie A, en los que no llegó a ver puerta. Entonces, en enero de 2013 el club transalpino le buscó salida, estando atento el Betis, que buscaba mejorar su ataque para así dar un pasito más después de una gran primera vuelta, llevándoselo en calidad de cedido el último día de mercado.
Llegaba a Heliópolis un rápido delantero de 1’68 de altura, capaz de jugar en todas las posiciones del ataque y con un gran golpeo de balón con su pierna derecha. En ese momento, primer futbolista colombiano en vestir las trece barras. Y cayó de pie. Fue titular desde su llegada y sin duda recompensó a su entrenador, Pepe Mel, con el que encontró el mejor hábitat posible para dar su mejor rendimiento. Formó un ataque de ensueño junto a, como no, Rubén Castro y Jorge Molina, anotando ocho goles y repartiendo cuatro asistencias en esa segunda vuelta, siendo así decisivo para la clasificación europea del Real Betis, lo que no conseguía desde el glorioso 2005.
Como momentos más destacados, se puede mencionar el derbi del 3-3 en el Villamarín, iniciando la remontada con su gol y después poniendo el centro a la cabeza de Nosa Igiebor para el empate. Y por supuesto, también su doblete frente al Zaragoza en la victoria del Real Betis por 4-0, en aquella tarde de fiesta en el Villamarín, que prácticamente rubricaba la clasificación para la Europa League.
Obviamente, el Betis hubiera querido seguir contando con sus servicios, pero todo hacía indicar que el Parma ya tenía cerrada su venta a Rayados de Monterrey por cerca de cinco millones de euros, y así se dio. Sin embargo, hubo un giro de guion en su futuro, y en ese mismo verano, el Valencia abonó ocho millones a los mexicanos, para que el atacante colombiano continuase en la liga española.
En la capital del Turia no consiguió encontrar el contexto adecuado ni optimizar sus condiciones para rendir como lo hizo en Heliópolis. En 18 partidos en todas las competiciones marcó tres goles, todos ellos en liga, con alguno marca de la casa, disparo potente desde fuera del área. Pero no convenció. Tanto es así, que el Valencia acabó cediéndole en el mercado de invierno, y su destino fue el São Paulo. Pasó sin pena ni gloria por Brasil en esos meses, anotando dos goles, y al acabar ese periplo, en el verano de 2014, Rayados volvió a por él, pagándole seis millones al Valencia y llevándoselo, esta vez sí, a México.
Y fue en Monterrey donde se asentó. Estuvo hasta siete temporadas en el club azteca, siendo el máximo goleador de la Liga MX Clausura en la 2014/15 y consiguiendo hasta cinco títulos: dos Champions de la CONCACAF, un Torneo Apertura, una Copa México y una Copa México Apertura. Jugó 299 partidos para el CF Monterrey, con 88 goles y 82 asistencias en su haber, y se marchó dejando un legado imborrable y siendo uno de los máximos goleadores de la historia del club, el tercero a día de hoy.
Como curiosidad, durante esta etapa, disputó con Colombia los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, donde anotó dos goles y dio dos asistencias, cayendo en cuartos frente a la Brasil de Neymar, Gabriel Jesús, Marquinhos y compañía por 2-0.
A día de hoy y desde 2021, a sus 35 años, Dorlan Pabón viste el verdiblanco del Atlético Nacional, en su segunda etapa en el club de su ciudad natal, donde continúa goleando y manteniendo su status como uno de los jugadores con más salario y más nombre de la liga colombiana. Y con cuerda para rato.
Seguramente, el mejor socio que llegó a tener Rubén Castro, tras Jorge Molina y con perdón de Salva Sevilla o Beñat. Una verdadera pena que vistiera las trece barras durante tan poco tiempo. Estuvo solamente cinco meses repartidos en 17 partidos, pero fue suficiente para encandilar a los aficionados verdiblancos y dejar su marca. En especial, a los béticos de mi generación, a los que nos hizo vivir nuestra primera clasificación europea y al fin poder disfrutar de nuestro Betis en la máxima élite. Un rayo de luz en medio de años y años de mediocridad.