Opinión| El rasero

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Explica el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que la locución adverbial “con el mismo rasero” significa “con rigurosa igualdad. Sin la menor diferencia”. Y viene esto a cuento porque cada vez me siento más indignado con el diferente rasero que nuestra malintencionada prensa deportiva sevillana usa en torno al Real Betis Balompié, sobre todo comparándolo con sus actuaciones en referencia a nuestro vecino de Nervión.

Reconozco que siempre achaqué ese diferente trato a un nada disimulado manejo de la situación por parte de un club que ofrece regalías tales como cursos universitarios muy bien pagados, premios a la labor periodística, o incluso aportes publicitarios en según que medios… por no hablar de la relación de amistad de algunos de sus miembros con gente poderosa dentro del entramado periodístico sevillano, barbacoas, ferias y “croquetaje” más que conocidos por cualquier sevillano con un mínimo de interés en el asunto.

Además hay que añadir a esos que, con un pasado y supuesto presente de sentimiento bético, tienen filias y fobias propias de mafiosos infantilizados que actúan desde lo personal y con aviesos intereses, hasta el punto de ponerse de parte de personajes que fueron inhabilitados por su gestión desleal del club de las treces barras verdiblancas.

Con este panorama mediático, la supervivencia de la popularidad del Real Betis entre su hinchada, y sus posibilidades reales de obtener respaldo mediático ante las diversas batallas justas en las que el club se ha visto envuelto: como la actuación arbitral bajo el mandato de un incapaz sesgado como Medina Cantalejo; o la defensa del club en el famoso derbi de Copa, con un desquiciante ataque mediático ante cada paso que se dio para defender su honor y que no fuera cerrado el estadio, damnificando a toda una afición por el acto de un descerebrado; o la creación de una estupenda Ciudad Deportiva; o el proyecto de un Benito Villamarín remozado, moderno y despampanante; o diantre, de la necesidad de una ampliación de capital para reforzar la economía de un club que se vio gravemente sacudida por el covid y el parón de mercado subsiguiente. En todas y cada una de estas cosas, la prensa deportiva sevillana se ha posicionado en contra de los intereses del Real Betis Balompié. Aún es bochornoso recordar cuando ABA habló de cerrar el Villamarín terminando por fin la grada de Gol Sur. Aún resuena en mi memoria aquella lamentable frase dicha en la radio: “Para qué vas a poner el mejor escenario si luego va a cantar la Pantojita”.

El caso es que pasa el tiempo y uno observa con poca sorpresa pero sí con algo de indignación, que lo que antes era “quejarse de los árbitros es de equipo pequeño” o una “cortina de humo para tapar la mala gestión o el mal juego”, desde el año pasado es una necesidad ante las supuestas injusticias que se cometían contra su equipo, el Sevilla. El año anterior hicieron un paripé descomunal al servicio de Medina, que mintió cuando dijo que habían ido a su domicilio para amenazarle y la prensa solo pudo sacar un tuit (¡solo uno!) en el que se decía algo mínimamente parecido a una amenaza.

Curiosamente, se señaló siempre a Rubiales, que no negaremos que es un impresentable, pero resultó sospechoso que se pasara por alto en la cadena de mando a Cantalejo, y es que no hace falta ser un lince para entender que su presencia en ese puesto de poder, al que aún se aferra como una garrapata bien alimentada de la sangre de sus federados, es muy interesante y lucrativa para los intereses nervionenses. A la salvación exprés del año pasado me remito.

Y observo con incredulidad como lo que el año pasado fue un blanqueo continuo de la gestión de Monchi, este año se ha convertido en una operación de blanqueo a su nuevo Director Deportivo, porque, hay que ver, es que el de San Fernando le ha dejado un marrón curioso. Ahora. El año pasado, de esto ni mú, que se acaban las croquetas gratis.

Y observo con incredulidad que lo que años anteriores en el Sevilla se comentó de pasada, que era la planificación con solo tres centrales, ahora en el Real Betis es casi un caso de lesa humanidad. Mientras que la venta de un referente como Bono era necesaria y la de Canales, un desastre.

Y escucho en algún podcast ridículo que no hay tejido empresarial para lo que el equipo de la Palmera pretende lograr con el estadio nuevo, mientras dan la callada por respuesta ante el macro “no proyecto” sevillista para su nuevo estadio Y es que son los maestros liendres que de todo hablan y de nada entienden.

Se han llevado años hablando de la mala economía del Betis, pero que el Sevilla este año haya tenido problemas gordos para fichar a pesar de su título, su clasificación a Champions y la venta millonaria de su mejor activo, les ha pillado poco menos que por sorpresa. Y digo poco menos porque no es que no lo supieran, es que no quisieron hacer daño a la directiva de su club, por miedo a perder sus regalías.

El mal año pasado de su club estuvo siempre perfectamente controlado por una prensa afín que trabajó a destajo para que su estadio no se convirtiera en un polvorín, conscientes como eran de que para evitar el descalabro de un segundazo, los puntos en casa eran vitales. ¿Qué ha pasado en situaciones similares en Villamarín? Justo lo contrario. Se ha trabajado para crear zozobra en la afición, para dividirnos, para provocar manifestaciones en la puerta de cristales e incluso se llegó al ignominioso hecho de insultar a los béticos que reclamamos lo que posteriormente ellos han hecho para ayudar a su equipo: unidad.

Y este año uno escucha y lee a los periodistas y se pregunta una y otra vez si tanta croqueta es buena para la salud. Desde luego para la salud del periodismo como profesión necesaria y vital para la humanidad, no. La profesión como tal muere lentamente de la mano de estómagos agradecidos, apesebrados y pretorianos.

Este año el Betis está con ocho puntos tras enfrentarse a Villareal, Atleti, Athletic, Rayo, Barcelona y Cádiz, todos ellos equipos de la primera mitad de la tabla, cinco de ellos claros aspirantes a competiciones europeas, dos de ellos aspirantes a la liga. El Sevilla ha ocupado el farolillo rojo y lleva 4 puntos tras enfrentarse a Valencia, Alavés, Girona, Las Palmas, Osasuna y salir corriendo del Wanda Metropolitano para eludir una derrota dolorosa con la excusa del mal tiempo. Pues uno escucha los programas de radio y parece que en el Sevilla todo está bien hecho (menos el recambio del portero, todo hay que decirlo) y en el Betis todo está mal hecho. Se admite que puede haber mejor plantilla, pero siempre se habla señalando el problema que hay en lo bueno, las carencias, mientras que en la otra acera se vende calma, necesidad de tiempo para recuperar lesionados o que mejoren la forma algunos de los fichajes… Y por supuesto, se señala al entrenador con tal de no tener que señalar a los amiguetes que pagan las rondas, mientras que en el Betis se señala a los que se niegan a entrar en el juego de las prebendas.

Ya lo dijo Espina: “Es que el Sevilla trata muy bien a los medios. Muy, muy bien.” Y bien que le devuelves el favor, señor desubicado.

Así están las cosas en nuestra bendita ciudad. En este mar infestado de tiburones tenemos que aprender a nadar los béticos para evitar que los malos periodistas nos intoxiquen. Recuerden, amigos, disfruten con todo lo que quieran leer y escuchar, pero no olviden el espíritu crítico. Elijan bien.

Foto vía: Real Betis Balompié. @RealBetis

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